7 de enero de 2010

Ya tenía lo que quería. No podría tenerles a los dos, porque Jacob no se conformaba con ser sólo mi amigo. Ya era hora de que abandonara la idea. ¿Cómo podría ser tan ridículamente avariciosa?. Debía desprenderme de ese pensamiento irracional de que Jacob pertenecía a mi vida. Él no podía ser para mí, no podía ser MI Jacob, cuando yo me había entregado a otra persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene veinte enemigas, dos amigas