Tal vez sea que lo quiero, tal vez sea por eso que quiero estar atada a él. Tal vez es por eso que creo que lo necesito, tal vez es por eso que lo veo y siento mil cosas a la vez. Tal vez es por eso que odio que se vaya, tal vez es por eso que siento que lo necesito a mi lado constantemente. Tal vez es por eso que lo extraño cuando lo tengo lejos, tal vez es por eso que pienso tanto en él. Tal vez es por eso que no lo quiero dejar ir, tal vez es por eso que no me quiero rendir.
Es extraño. Apenas lo veo siento un cosquilleo en mi vientre, siento tantas cosas que no son fáciles de explicar. A veces siento que no puedo estar sin él, y a veces pienso en qué haré para dejar de necesitarlo. A veces me pongo a pensar cuando sólo era un hombre más que me podía cruzar, ni siquiera dialogar, sólo verlo pasar como un hombre, como alguien lejano a mí, como alguien imposible para mí. Y hoy lo veo a mi lado, y es extraño. No me pregunten qué siento cuando se aleja, porque no quiero recordarlo. No quiero recordar los momentos en los cuales tengo que despedirme de él, cuando tengo que tomar un rumbo lejos del suyo, cuando tengo que abrir paso a otro camino.
Creo que lo necesito. Aunque sé que no tiene que estar presente en mi vida, quiero que lo esté. Quiero pasar momentos inolvidables a su lado, aunque sé que no es el indicado para mí, aunque sé que está muy lejos de serlo. Aunque sé que no soy para él la mujer perfecta, aunque sé que tal vez un día deje de ser lo que quiere a su lado, aunque sé que soy muy joven para estar con él, aunque sé que es muy grande para estar conmigo. A veces siento que lo quiero para mí y para nadie más. No lo quiero compartir, no me bastaría. El verlo cerca mío es una razón más para sonreir. El verlo feliz, verlo sonriendo, ver su expresión cuando aparezco, sentir su cuerpo cerca del mío, sentir su respiración en mi oído, sentir su boca rozar mis labios, sentirlo atado a mi vida y yo a la suya.
Parece un cuento de hadas tal vez relatado así, pero no lo es. No es nada semejado a lo grandioso que podría serlo. No es nada comparado con lo que podría ser. A veces siento que debo olvidarlo, aunque no quiera debo hacerlo, porque sería lo mejor. Si fuera conciente del daño que me hago, lo haría. Si fuera conciente de lo que puede llegar a suceder luego, lo haría. Si no fuera tan egoísta lo dejaría ir, así de la misma forma como en la que entró en mi vida. Es que es tan perfecto para mí, aunque sé muy bien que no lo es. Siento que roza la perfección, aunque no está ni cerca de estarlo. Es el ejemplo perfecto de persona a la cuál no se debe querer, sólo por el hecho de no pasar un mal rato. Es sólo que su bienestar lo pongo como cosa primordial, no me importa ya el mío, sólo él. Sólo es él, sólo con él soy feliz, sólo con su voz, con sus ojos, su pelo, su cuerpo. Sólo él es lo que necesito para estar bien, no pido más que tenerlo por siempre a mi lado, sólo eso.
10 de febrero de 2010
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Tiene veinte enemigas, dos amigas
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