Me enseñaste que los celos son traviesos que es mitad falta de sesos y mitad inseguridad. Me enseñaste a ser pareja en libertad, me enseñaste que el amor no es una reja y que es mentira la verdad. Me enseñaste que no es bueno el que te ayuda sino el que no te molesta, me enseñaste que abrazada a tu cintura todo parece una fiesta. Me enseñaste muchas cosas de la cama, que es mejor cuando se ama. Me enseñaste entre otras cosas a vivir. Me enseñaste que una duda puede más que una razón. Pero fallaste mi gurú, se te olvidó enseñarme qué hago si no estás tú. Me enseñaste de todo excepto a olvidarte, desde filosofía hasta cómo tocarte. A saber que el afrodisíaco más cumplidor no son los mariscos sino el amor. Pero no me enseñaste a olvidarte. Me enseñaste de todo excepto a olvidarte, a convertir una caricia en una obra de arte, a saber que los abogados saben poco de amor y que el amor se cohibe en los juzgados. Pero no me enseñaste a olvidarte, pero no me enseñaste a olvidarte. ¿Dónde se apaga el amor que quedó? No encuentro el interruptor. Si hay que aceptar que nuestra historia voló, ¿De dónde saco el valor?.
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