4 de julio de 2009

El tiempo pasó y cada uno siguió por su camino y nadie más la vio. A veces cuando alguno la nombraba le inventabamos destinos y volvíamos a olvidarla. No sé ni cuánto tiempo había pasado, pero un día me la encuentro por paseo Colón. Tenía otro peinado, una pollera, lentes negros y una cámara de filmación. En cuanto me miro nos abrazamos, como dos extraños que piden perdón, quedamos esa noche en encontarnos para ver si hacíamos algo, pero no llamó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario